miércoles, 27 de julio de 2016

51 "¿Qué hay detrás de un nombre?"*

*¿Qué hay detrás de un nombre?



Un pueblo con firma propia

La localidad burgalesa de Huerta de Rey, famosa por los nombres poco frecuentes de sus vecinos, celebró el sábado 31 de julio una jornada de apelativos raros

El nombre del alcalde de la localidad burgalesa de Huerta de Rey, Antonio, es una excepción en su pueblo pese a que tiene 787.347 tocayos en España, según el Instituto Nacional de Estadística. En esta población lo habitual es llamarse de una forma distinta a la del resto de los mortales. Digna Marciana, Burgundofora, Exuperancia, Plautila, Eufronia o Lupicinio son los nombres de algunos de los vecinos de Huerta de Rey. Así hasta llegar a los 333 apelativos que se han registrado en los archivos municipales de la localidad desde 1890. [...]

"Soy Hierónides Ranulfo Moreno Benito y me encanta mi nombre. Me llamo así porque el día de mi nacimiento coincidió con ese santo", explica uno de los vecinos de Huerta de Rey. El responsable de que esta sea una de las localidades con más nombres raros de España es Adolfo Moreno, el abuelo de Hierónides, que era secretario municipal. En 1890, comenzó a recomendar a sus vecinos que pusieran a sus hijos nombres del santoral o del Martirologio Romano debido a que casi todo el mundo se llamaba igual y a que en el pueblo se repiten 4 ó 5 apellidos (Rica, Guerrero, Molinero, Gárate). En estas circunstancias, el correo rara vez llegaba correctamente a sus destinatarios. "En aquella época, las cartas se enviaban sin dirección, y todo el mundo se enteraba de las intimidades de sus vecinos porque siempre había errores con los nombres", explica Hierónides. "Llegó a haber hasta cuatro personas con el mismo nombre y apellido y hubo hasta siete hombres llamados Juan Molinero", comenta José Ángel Sebastián, uno de los organizadores de la jornada del 31 de julio. La única solución cuando no se sabía a quién pertenecía una carta era que sus posibles destinatarios se reunieran con el cartero, abrir el sobre y leer las primeras líneas en voz alta para saber a quién iba dirigida.
"No creo que tenga muchas tocayas", dice al borde de la carcajada Digna Marciana, de 84 años. "Tengo este nombre porque la mujer que me llevó a bautizar se llamaba así", comenta divertida. A pesar de lo poco terrenal de su apelativo, Marciana asegura que es una persona muy abierta y risueña. "Cada vez me gusta más mi nombre, y encima salgo bastante en la televisión. ¡A mis años me voy a hacer famosa!", comenta. Aunque la costumbre de poner un nombre dependiendo del santoral es típica en muchos lugares de España, lo que hace diferente a Huerta de Rey es que buscaban entre los posibles nombres los más extraños.
El alcalde de la localidad cree, pese a todo, que la costumbre de poner nombres raros se está perdiendo con el tiempo, una teoría que no comparte el concejal Ercilio. "Hay bastantes chicos de poco más de 20 años que siguen llamándose Oria, Arandilla, Aaron, Tobías...", asegura. José Ángel Sebastián, uno de los organizadores de la jornada de nombres raros, no cree que la tradición se esté perdiendo, sino que "lo único que ocurre es que ahora hay menos nacimientos".

Para leer el artículo completo: Un pueblo con firma propia, publicado en El País, el 2 de agosto de 2010.

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